martes, 4 de marzo de 2008

Máquina del tiempo

No hay una forma de subirse a una nave del tiempo concreta... donde se llegue a la hora justa y precisa del momento deseado, para volver a sentir en la piel y en el alma aquello que pasó y marcó un momento inolvidable que en el pasado y que se fue diluyendo con el pasar del tiempo... porque todo ha cambiado en estos años y ha cambiado de tal forma que ya hasta para ir a Santiago no se como movilizarme, me aterra perderme... hay... me parece que los viejos hemos perdido la partida desde ya, y a los cuarteles de invierno debemos meternos... pero nó... me revelo... pero no saco nada... por eso quiero mi máquina del tiempo, para mí y mis amigos ¡para volvernos a encontrarnos! y tirados en el pasto del patio del colegio, a la hora del recreo, volver a conversar y volver a ser cómplices de tantas tonteras que nos alegraron la vida juvenil... ¡creo que no eran tonteras!... sino... que simplezas de amores juveniles, que llenaban nuestras vidas en una etapa que en ese tiempo no sabíamos lo importante y maravilloso que eran esos momentos compartidos.

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