lunes, 3 de marzo de 2008

Como el ave fénix

Renacer de entre las cenizas de la vida... y caminar lentito por el pasado... es apuñar, apretar, silenciar y gritar... aún hay vida para reír... mover los hombros y decir ¡no estoy muerta! y a estas alturas de mi vida... poder gritar ¡vivan los recuerdos!... música, paisajes anécdotas, cuadernos y largas horas de convivencia en un banco de colegio... ahora digo con propiedad... Juventud divino tesoro, que sostiene el peso de toda una vida... que alienta y nos hace sonreír y revivir... me hace sentir que en algún lugar del mundo alguien pronuncia mi nombre con dulce placer y amistad... ¡y la soledad se comienza disipar lenta ... pero segura!...
No soy un ave fénix... pero como mortal siento que me invade una sensación exquisita, como un manantial de esos que hablan los libros... escondido en un bosque, rodeado de misterio... y me sumerjo en él y siento volver en el pasado y por Dios que siento que hasta mi piel es tersa y nueva a pesar de no ser así... Pero la que vivía escondida en mi pecho... aquella hoy comienza a mirar con esperanza el primer día del resto de la vida, entre fantasía y realidad ¡voy a ser feliz por mí!.

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