sábado, 9 de febrero de 2008

La felicidad

Las ambiciones humanas, tan absolutamente diversas en apariencias, a veces de aspecto tan opuesto, pueden sin embargo reducirce a una sola: alcanzar la felicidad. La humanidad entera y cada uno de los hombres en particular, de la cuna al sepulcro, no hacen otra cosa que seguir en loca carrera tras la felicidad.

La ambición de la felicidad ha sido la gran propulsora que ha dado vida y vigor a toda empresa humana. Ella encendió la antorcha de la ciencia, ella dió alsas a la poesía, fundó la industria y el comercio y puso las pasiones en el corazón humano. Para defender al hombre de los que atentan contra ella se dictaron las leyes, para ayudarse mutuamente a alcanzarla se construyó la sociedad y las religiones se fundaron para enseñar el camino que lleva hasta ella más allá de la vida.

El niño apenas nacido, inconciente aún de sus actos, ya la busca impulsado por el instinto: cuando el niño tiende su mano por vez primera hacia algo que no está a su alcance, realiza el primer esfuerzo para buscar la felicidad;su llanto al no poder coger lo que desea es la primera protesta por no alcanzarla. Mas tarde, en uso ya de su razón, verá surgir ante él el gran signo de interrogación - ¿en dónde está? - Tratará entonces de formarse un criterío, y de acuerdo con sus ideas se lanzará a buscarla: todos sus éxitos serán la consecuencia de una persecución bien encaminada, todas sus desgracias el resultado de buscarla por camino errado. Esta es la ley de todos, regla sin excepción.

Trozo textual / Jorge Varas Sasso -1935




Hoy nace este amigo... mi blog... y juntos emprendemos el resto de mi vida compartiendo lo que mis ojos y mi alma vislumbren en este sendero maravilloso que me tocó vivir... luz y sombra... llanto y risa... vida y muerte... desgracia... felicidad y esperanza.


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